El 29 de agosto, a tempranas horas del día, el Perú le dijo adiós
a uno de los mejores periodistas del país. Humberto Castillo Anselmi, más
conocido como Humberto Chivo Castillo, contrariamente a su talante por
mantener un perfil bajo, destacó siempre por sus extraordinarias cualidades con que desarrollaba su labor periodística.
Falleció a los 87 años de edad luego de ejercer durante más de seis décadas una de las más sacrificadas, pero gratificantes
profesiones. La noticia, dada a conocer por el decano del Colegio de Periodistas
del Perú, Max Obregón Rossi, marcó el cierre de un período en el que la
presencia del Chivo fue la protagonista.
De carácter sencillo, con renuencia a usar terno y corbata,
y optando por la negativa a ocupar jefaturas, tuvo factores que determinaron el concepto de
humildad y modestia acerca de su personalidad.
Su aguda y diferenciada percepción de las cosas le permitió
llevar el periodismo a un nivel distinto. Fue poseedor de una prodigiosa
memoria visual y auditiva que hizo que se desligara al máximo del lápiz y de la
libreta de apuntes. Cargado de particularidades, El Chivo Castillo representa
un ejemplo de aquellos que, aunque difíciles de alcanzar, es necesario aspirar a
seguir.
Fuente: Diario UNO
Su pasión por la profesión se puede resumir en las palabras
declaradas por Malena Castillo, su hija: “Mi padre se entregaba en cuerpo y
alma a su trabajo, dedicándole la mayor parte de su tiempo, sin embargo, en casa nunca sentimos su ausencia. Ese era el sacrificio que hacía por su
trabajo, el oficio que tanto le apasionaba y el cual ejercía tan bien [...]. En la mesa familiar, contaba sus anécdotas. Por ejemplo, cuando se quedaba dormido frente a
la máquina de escribir, los apodos de sus amigos, sus viajes, los libros que
leía. Siempre se destacó por buscar un ángulo diferente de la noticia. Nunca quería salir con lo mismo que el resto […]. Fue un periodista hasta
el último de sus días”.
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